El reto fundamental
El reto que tenemos pendiente, el asunto fundamental es afrontar la vida con la máxima madurez. Sólo si evolucionamos y vivimos conscientes podremos transcender las innumerables dificultades que se nos presentan en la vida.
Las experiencias nos condicionan. Vivimos buscando experiencias agradables y placenteras, y evitando las incómodas y dolorosas. Además, a menudo en los buenos momentos sentimos que algo falta o sobra y deseamos algo diferente, lo que nos impide disfrutarlos plenamente. Enfocamos la meditación y las psicoterapias en acabar con las experiencias desagradables y dolorosas, y a veces en sentirnos felices y plenos. Esto es lo que hacemos la mayoría y lo que nos parece apropiado pues todo el mundo lo hace.
Sin embargo, este enfoque es uno de los grandes errores que cometemos los seres humanos. Funcionar así sólo sirve para perpetuar la infelicidad, las frustraciones, la insatisfacción y la inseguridad de la vida. Esto no es nuevo, es algo que venimos escuchando de los sabios y maestros desde hace siglos; lo sorprendente es seguir tropezando en la misma piedra.
DESCARTAR EL ERROR
Es hora de abordar la vida de una manera más madura y evolucionada. Si tenemos en consideración que al final todos vamos a morir y que es importante aprovechar la vida al máximo, tenemos que ser capaces de hacerlo mejor. De modo que en lugar de buscar un tipo de experiencias y evitar otras es esencial saber vivir con integridad lo que sea que se presenta, lo que la vida traiga.
Se trata de sacar lo mejor de nosotros mismos, de afrontar la vida con sabiduría y madurez. Una forma de expresar esto, tal como lo trabajamos en la Escuela de Meditación, es estar dispuesto a vivir lo que nos suceda con Apertura, Humildad, Lucidez y Compasión.
Por supuesto, esto no es algo que todos sabemos hacer sino una habilidad a desarrollar, un aprendizaje. Se trata de un camino de crecimiento y la cuestión es situarse en ello, abandonar la postura habitual y empezar este nuevo enfoque hasta dominarlo.
Esto significa que empecemos a usar la meditación o las terapias para evolucionar y ser capaces de encarnar estas cualidades.
La preocupación principal deja de ser evitar algo negativo que nos suceda sino ser capaz de vivirlo con la máxima integridad y conciencia.
El problema deja de hallarse en las frustraciones, pérdidas, incertidumbres, fracasos, errores o miedos que nos esperan sino en nuestra capacidad de vivir todo eso desde la perspectiva más elevada. El interés es vivir todo con la máxima apertura, humildad, lucidez y compasión.
MADURAR
Ahora bien, este planteamiento no es nada fácil para la mayoría de nosotros. Estamos atrapados en el dolor de la vida y reaccionamos automáticamente a todo lo que nos sucede. Aunque nos creemos libres, en realidad vivimos obligados por las situaciones que se presentan. Nuestros comportamientos, emociones y pensamientos no son elegidos sino respuestas automáticas aprendidas.
Por esto, lo más frecuente es que necesitemos un trabajo previo. La mayoría de las personas tenemos que abordar el dolor mismo y saber vivirlo con cierta serenidad. Para ello necesitamos aprender a modificar el modo de entender lo que nos sucede y cambiar la forma de tratar con todo ello.
En este sentido hay tres cosas a tratar. Primero aprender a aceptar el dolor de la vida, luego descubrir que podemos manejarlo en paz, y por último, saber dar menos importancia a las experiencias.
LA IMPORTANCIA DEL SUFRIMIENTO
El tercer punto es una de las claves esenciales. Tiene que ver con saber ver las experiencias de dolor, y en concreto, saber dejar de darles importancia. Para las tradiciones de sabiduría, como el budismo o el hinduismo, el sufrimiento es una ilusión, es una forma de ceguera, el mundo creado por la mente.
Es evidente que cuando alguien viene a pedirte ayuda no puedes decirle que su sufrimiento es irrelevante. Para poder aportar algo es básico que haya empatía y que la persona se sienta comprendida. Sin embargo, si creemos que su sufrimiento es real y le damos importancia no vamos a poder ayudarle demasiado. Por mucho esfuerzo que pongamos en la otra persona, nuestra ayuda será muy limitada. De modo que tenemos que ser capaces de ponernos en lugar del otro y sentir lo que siente, y simultáneamente mantener una lucidez más elevada que reconoce que toda infelicidad terminará cuando se descubre su falsedad.
No vamos a escuchar a nadie que nos diga que nos inventamos la infelicidad. De modo que esta sabiduría nunca va venir de fuera sino que es algo que necesitamos despertar. Es un trabajo de introspección y conocimiento de nosotros mismos.
La cuestión es que la experiencia de dolor está cargada de significados, interpretaciones, asociaciones, conceptos, creencias, etc. No vivimos le dolor de una manera limpia y directa sino contaminada por decenas de procesos mentales. ¿Qué sucedería si fuéramos capaces de apreciar el dolor en estado puro sin la contaminación de la mente?. Lo que descubrimos es que no es tan importante, descubrimos que el dolor simplemente es un aspecto de la vida. Descubrimos que hay algo más relevante.
El dolor no tiene fuerza por sí mismo.
Cuando experimentamos un dolor intenso y potente nos parece que es objetivamente real. Sin embargo toda esa intensidad en realidad viene de nosotros mismos, de la propia mente. La fuerza del dolor no tiene ninguna realidad intrínseca, externa e independiente a nosotros. Es una construcción de la mente. Cuando sabemos ver que nada de lo que la mente dice es real, que todas las interpretaciones, ideas y pensamientos son imaginarios, que nada en la mente es verdad, se desvanece la importancia del sufrimiento. Por tanto, Sariputra… …no existe el sufrimiento, ni su causa, ni su cesación, ni camino, ni sabiduría, ni logro, ni ausencia de logro. Sutra del Corazón
De modo que no se trata de una nueva interpretación de lo que sucede, de adoptar otra forma de pensar sino de transcender la mente, de dejar de permitir que la mente defina lo que es verdad.
Recordemos que en las primeras etapas de nuestro proceso personal modificar la mente era lo único que podíamos hacer. Al principio necesitamos aprender a pensar de otra manera y abandonar distorsiones y errores cognitivos. En esa etapa, la perspectiva de otras personas nos enseña a encontrar nuevas interpretaciones y significados de la experiencia, con lo cual empezamos a vivir con más equilibrio y serenidad. Lo que buscábamos era aumentar la capacidad de tolerar el dolor de la vida. Al hacerlo conseguíamos dejar de reaccionar a las situaciones difíciles y evitar crear un sufrimiento que no existía.
Sin embargo, ahora el enfoque es diferente. Ahora necesitamos despertar una lucidez que ve que ningún pensamiento es verdad, que la mente solo es la mente y que el mundo creado por la mente no es el mundo real. Nuestras ideas y pensamientos construyen un mundo condicionado por prejuicios, creencias, opiniones y conceptos que se superponen a la realidad.
Este proceso no lo realizamos a base de fuerza de voluntad. Se trata de lucidez y claridad en la percepción. No sirve ni tiene utilidad tener fe en que nuestros pensamientos son sólo pensamientos, necesitamos tener la lucidez que lo ve. Algo así como cuando nos muestran un diamante y somos capaces de discernir que es una falsificación.
De modo que esta es la dificultad. Sin desarrollar esta capacidad de discernimiento que ver el sufrimiento sin relevancia, todo esto siempre nos resultará una falsedad, y puede que incluso lo vivamos como una falta de consideración y sensibilidad. Por consiguiente lo que nos ayuda a avanzar es la propia sabiduría. Mientras más nos conocemos a nosotros mismos menos nos dejamos engañar por la mente.
Gracias, Juan. Siempre es alentador leerte, porque trascender la mente es tan difícil como llegar a ver el aire… Pero una vez que se vislumbra, no hay marcha atrás! /\
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Soy Ferran, estudiante con Basili LLorca en Barcelona (Dharmadathu). Aunque no nos conocemos, quiero agradecerte tus escritos, prácticas, conferencias… porque en moments de perderme, han ayudado a encontrarme.
Gracias Juan tus palabras me ayudan mucho en estos momentos ya que en los próximos días tengo que someterme a una cirugía con anestesia general y mi mente no deja de parlotear, intentaré tener ese discernimiento en el quirófano y a lo largo de mi vida.
Siento igual q todos la gran ayuda de las enseñanzas q impartes . Hasta las fotos son de una sugerencia especial y de gran belleza , Gracias x todo ello
Mis ansias de principiante eran muchas .
Pero q difícil ser honesto con uno .
Inclusive ahora conociendo q la mayor ayuda es querer la Sabiduría y el Amor , me siguen atrayendo cosas banales y no solo esto ( lo peor ) es que pierdo y desaprovecho la vida aun sabiendo q es efimero , momentáneo .
Pido la gracia de salir de este laberinto , y además creo q es el momento para ello YA. ??????
Gracias, Juan. Ahí estoy, aceptando ese reto del autoconocimiento… y siempre eres una luz en este universo mental que nos construimos.
Pido discernimiento, lucidez, compasión y sabiduría… y capacidad para silenciar el chicharrero de la mente.