meditación y dolor 1
El dolor es parte de la vida. El cuerpo está diseñado para sentir dolor y placer, y aunque no es agradable, sentir dolor tiene su utilidad en la supervivencia. El dolor nos avisa cuando algo va mal y nos incita a poner remedio. Cuando no tenemos este indicador experimentamos numerosos problemas. Por ejemplo, hay personas viven con analgesia congénita, es decir su cuerpo no experimenta dolor. Aunque esto podría parecer deseable, la realidad es que estas personas carecen de señales cuando algo va mal, y lo pagan muy caro; tienen numerosos accidentes, afrontan tarde las enfermedades y suelen morir jóvenes.
El dolor tiene un papel importante en la vida; no obstante, a veces deja de cumplir su función. Cuando el dolor se vuelve crónico, pierde su utilidad y se convierte en el problema mismo. Es entonces cuando necesitamos herramientas para manejarlo.
Sitúa tu cuerpo en una posición cómoda en la que puedas relajarte sin dormirte. Trata que sea una postura en la que puedas respirar con comodidad y mantener la mente despejada.
Lleva la atención a la zona de tu cuerpo donde sientas dolor. Respira con naturalidad por la nariz y observa el dolor con curiosidad y frescura. Trata de mirarlo como si fuera la primera vez que lo ves. Trata de conocerlo. Puedes fijarte en la forma que tiene la zona en la que lo sientes. Su tamaño preciso, sus contornos, sus dimensiones. Puedes ser más concreto y observar si es alargado, ancho, ovalado, circular, etc. También puedes indagar si su intensidad es uniforme en toda la zona o no. Observa también si grueso o fino, si tiene volumen o no. Advierte si afecta a otras zonas del cuerpo o si tiene contornos definidos.
Sigue escuchando la respiración, y cada vez que respires suelta cualquier resistencia que tengas al dolor. Trata de no emitir juicios ni caer en sentimientos de victimismo, culpa, vergüenza o resentimiento.
Ahora pon un poco más de conciencia en el dolor. Trata de verlo como algo que tiene vida propia. Fíjate si se mueve o está quieto, observa si cambia, observa cómo y cuándo se mueve. Observa con atención si se modifican sus contornos, si se hace más grande o más pequeño, si se hace fuerte o débil, si siempre está quieto.
Suele notarse que el dolor cambia ligeramente cada cierto tiempo. No es una cosa quieta y acabada, sino un proceso en movimiento. Ahora, cada vez que lo veas moverse, relájate y respira. Deja que tu cuerpo y tu mente se aquieten. Céntrate en el dolor con imparcialidad y obsérvalo.
Deja que se mueva y no te resistas, céntrate en vivirlo con calma y aceptación.
Si haces este ejercicio con frecuencia, apreciarás que a veces el dolor se intensifica y se vuelve sólido; otras veces, verás que se ablanda y se deshace en una vibración, a veces incuso se diluye en una corriente placentera. Cualquiera de estos efectos carece de importancia.
Recuerda que lo importante es cambiar tu relación con la experiencia. Esto es lo que te va a liberar. Tu equilibrio interior empieza cuando dejas de depender de tus estados físicos y mentales para ser feliz.

Genial Juan,como siempre.Los que meditamos no necesitamos de estudios científicos para saber que lo que escribes es absolutamente cierto.Relacionarse de modo ecuánime y amoroso con el dolor,mirarlo,abrazarlo sin miedo,es la clave para sanar.Infinitas GRACIAS.
Gracias Juan
Muchísimas gracias por estos dos artículos, lo recomendaré en mi Blog para su lectura.
no he probado nunca esta experiencia de meditar cada vez q siento dolor. Pero creo q eso es lo que me va a sanar. muchas gracias
Muchísimas gracias por recuperar este apartado., Juan. Ser consciente del dolor sin rechazo,, aceptarlo y abrazarlo me ayuda a vivirlo mucho mejor. ??
Utilizaré estas meditaciones.
??
Pues a mí esto no me sirve. Yo no he encontrado nada bueno en la atención consciente. Cuanto más consciente estoy más sufro tanto a nivel físico como psíquico. Me parece que esto es masoquismo. Es un engañabobos, si te duele , te duele. Lo ideal es quitar el dolor, no aceptarlo.Si medito el dolor se acentúa, en cambio si me distraigo lo llevo mejor. Sólo habláis de lo bueno y no de lo malo de la meditación. Encontrarse con uno mismo, con tu dolor físico y emocional es devastador. Mucha gente no sabe dónde se mete. Sobre todo la gente que lleva una carga emocional importante. Nunca habláis de que la meditación es peligrosa sobretodo,si cargas con trastornos psicológicos. LA MEDITACIÓN PUEDE SER PELIGROSA.
Gracias Antonia. La meditación no sirve si no se hace bien. Aunque primero habría que preguntarse qué se espera conseguir y para qué uno quiere que sirva. La meditación no quita el dolor, pero haciendo la meditación apropiada y con la motivación correcta sirve para aliviar el sufrimiento que conlleva padecer dolor crónico. Es falso que la meditación sea peligrosa. Hay muchos tipos de meditación y no todas las formas de meditación son útiles para todas las personas. Quienes tienen trastornos mentales, antes de ponerse a meditar, deben tener claro qué quieren conseguir, y elegir el método apropiado a su situación; además, estas personas necesitan un terapeuta que les guíe. Si no se tiene claro para qué sirve meditar y se tiene una idea errónea sobre su utilidad, y además se hace mal, meditar puede acabar siendo una actividad decepcionante.