Dar y Tomar
El amor no es una tarea fácil; sin embargo, es una fuerza tan poderosa que bien vale la pena intentar vivirlo una y otra vez. Implicarse en el amor hasta arriesgar el propio bienestar es lo más difícil. Lo que buscamos constantemente es escapar del dolor, así que no es fácil enfrentarse a él y mucho menos tomarlo voluntariamente.
Pero es aquí donde reside el poder de esta práctica, cuando nos centramos en el eje de nuestro ser dispuestos a no admitir el dolor en los demás y asumirlo en nosotros, estamos inconscientemente tocando nuestra naturaleza invulnerable, y cuando damos nuestra felicidad estamos recurriendo a nuestra capacidad innata e inagotable de gozo.
Al dar felicidad y tomar el sufrimiento entramos en contacto con lo que verdaderamente hay en nosotros, más allá de las limitaciones sensoriales y anímicas. Nos abrimos a otra realidad mucho más amplia en la que estamos más vivos.
Esta meditación se conocía en El Tíbet como la Doctrina de la Lepra, pues cuando algunos enfermos la practicaban se curaban, tiene un tremendo poder, conocerla nos da la oportunidad de usas una de las herramientas más poderosas para nuestra transformación.
Situarse en el estadio más evolucionado nos lleva a ver a los demás de otro modo. Dar amor y hacerse cargo del dolor de los demás es una señal de un elevado nivel de conciencia.
Implicarse en el amor arriesgando el propio bienestar es lo más difícil.
Con esta meditación damos nuestra felicidad a los demás y tomamos su sufrimiento, y al hacerlo entramos en contacto con lo que verdaderamente hay en nosotros, más allá de condicionamientos.
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