La respuesta de Compasión
Meditar en compasión es una de las formas más poderosas para transformar la mente y salir de una experiencia de sufrimiento.
La práctica de la compasión consiste en sentir la necesidad de hacer algo para que todos los seres dejen de sufrir, es un movimiento para aliviar el sufrimiento. Lejos de ser una forma de ser bueno o hacer lo correcto, la compasión nos sana y libera.
Es uno de los estados de conciencia que más fuerza tiene para avanzar en el camino espiritual. Nos ayuda a no conformarnos con nuestra propia serenidad y nos lleva a ayudar a los demás para que dejen de sufrir.
Con la compasión sacamos la fuerza para cambiar las situaciones en las que alguien nos causa daño a nosotros o a los demás.
El maestro espiritual Venerable Lama Zopa Rinpoché, dice de la compasión: Una persona con compasión sana a los demás, simplemente por existir.
Hay tres tipos de sufrimiento:
– Sufrimiento de la vida, causado por la enfermedad, el envejecimiento, la muerte, las pérdidas, etc.
– Sufrimiento por el cambio, la impermanencia. Todo cambia.
– Ignorancia. Es la causa raíz de todos los demás sufrimientos: el yo, creerse ser alguien.
La compasión es:
– Empatía, sensibilidad al sufrimiento.
– Intención de hacer algo.
Con esta meditación introducimos el componente de la acción, no hay que quedarse sólo en la sensibilidad del sufrimiento, sino que hay que actuar. Hay que llegar a “voy a hacer algo”.
Cuando queremos ayudar nos encontramos con que no tenemos sabiduría, capacidad, etc. Por eso la compasión nos moviliza a resolverlas para poder ayudar. Canalizamos nuestra impotencia para desarrollar capacidad de poder ayudar. En algunas ocasiones nos quedamos paralizados: no puedo. Bien, no puedo hoy, pero voy a meditar para tener capacidades y luego poder ayudar.
La compasión nos saca de la frustración del “no puedo ayudar”.